[Opinión] «A remecer lo establecido»
Por: Ernesto Silva M.
La Tercera, domingo 30 de marzo.
En Chile se ha inaugurado un nuevo ciclo político. Algunos ya nos han advertido que las formas tradicionales de llegar a acuerdos y construir democracia han quedado obsoletos, y que de ahora en adelante deberemos sortear imposiciones y aplanadoras que pretenden erradicar todo lo bueno que hemos logrado construir a través del diálogo y el entendimiento mutuo. Chile se ha caracterizado a través de su historia por tener un sistema de partidos fuerte, que le ha permitido gozar de estabilidad y gobernabilidad. Si los partidos políticos no son capaces de leer el nuevo escenario y adaptarse a los tiempos que vienen, serán los movimientos sociales los que se instalarán definitivamente como protagonistas de este nuevo ciclo.
Estamos en un momento clave, en el que no podemos permitirnos defraudar a una ciudadanía tremendamente empoderada, fortalecida y demandante, que nos exige estar en sintonía con sus preocupaciones y problemas. Para la oposición esto significa no sólo el enorme desafío de reunir el coraje y la valentía necesarios para destacar los logros que hemos alcanzado, sino también articular fuerzas para defender sin complejos nuestras ideas. La UDI es un partido con historia, raíces y convicciones muy profundas. Estoy seguro de que estará a la altura de estos nuevos desafíos, porque como nunca antes, tenemos el deber y la responsabilidad de levantarnos como un partido dialogante y constructivo, pero a la vez muy firme para alzar la voz cuando las necesidades del país lo ameriten.
Tenemos la obligación de realizar importantes cambios si queremos ser una alternativa de gobierno y ofrecerle al país un proyecto con profundas raíces en nuestra identidad. Debemos volver con urgencia al estilo de trabajo y la vocación popular que llevaron a nuestro partido a convertirse en el más grande de Chile. Tenemos que recuperar la confianza de ciudadanos cada vez más incrédulos y lejanos a la política, explicarles por qué a través de nuestras ideas pueden acceder a una mejor calidad de vida y una mayor movilidad social, pero para eso tenemos que estar presentes, en terreno, junto a las personas.
No hay que olvidar lo que aprendimos tras la elección parlamentaria de noviembre: la única forma de ganar es estar en la calle, convocar, sumar y volver a nuestras bases, mostrando en forma transparente y sincera cuál es nuestro proyecto y por qué es mejor para Chile. Nuestros desafíos han trascendido al mundo popular, donde tradicionalmente ha estado orientado nuestro trabajo y vocación, y donde naturalmente nos sentimos más cómodos. Hoy tenemos una deuda con la clase media, que se siente postergada y desencantada. Debemos ser el partido que acompaña a estas familias chilenas y estar dispuesto a defender sus derechos, no desde el populismo de la izquierda, sino a través de nuevos liderazgos, dispuestos a llevar adelante este proceso con energía y orgullosos de lo que hemos construido.
Nuestro compromiso con esas familias es profundo y sincero, porque no dudaremos en enfrentar todas las aplanadoras o retroexcavadoras que nos pongan por delante, con el objetivo de cuidar lo que tenemos. El llamado es a mirar el futuro con optimismo y visión ganadora, a no tener miedo a «remecer» lo establecido y emprender la fascinante tarea de leer los sueños de millones de chilenos que hoy no se sienten representados, con una nueva forma de hacer política, más cercana, inclusiva y convocante.
Sábado 30 de marzo, La Tercera.