La Haya: ¿Verdadero o Falso?
El fallo de la Corte Internacional de Justicia del jueves pasado fue una derrota para Chile. Así de simple.
Si bien hay aspectos rescatables en la resolución, el fallo del tribunal es un paso adelante para Bolivia y un paso atrás para Chile. Mala noticia, pero es la realidad.
¿Por qué le cuesta tanto al Gobierno reconocerlo? ¿Por qué intentan convencernos de que Bolivia no ha ganado nada? Pareciera que pensaran que los chilenos no somos inteligentes y no nos damos cuenta de algo a todas luces evidente: se trataba de una decisión que todos esperábamos y que fue peor de lo previsto.
Algunos argumentan que hay que ser prudentes y actuar en unidad. Eso está bien, pero una cosa es la unidad y otra muy distinta es la verdad.
No cabe duda que todo el país debe actuar unido tras sus autoridades para enfrentar lo que viene en este juicio, pero una cosa muy distinta es pensar que para lograr unidad se debe “maquillar” la realidad, cuando ésta se presenta clara y nítida ante los ciudadanos.
Los ciudadanos están informados y comprometidos, y pueden – sin necesidad de la interpretación de las autoridades- formarse un juicio propio sobre lo sucedido en la corte. Escuchamos la sentencia por televisión o por radio, pudimos leer el fallo o resúmenes de él en internet, y hemos visto cómo celebran en Bolivia mientras nosotros nos lamentamos de lo sucedido. Por eso, si el fallo hace que sintamos molestia, rabia e incomodidad, ver al Gobierno diciendo que aquí no ha pasado nada genera aún más desconcierto y malestar.
Para generar confianza en los chilenos, se necesita un gobierno que hable con la verdad. Este gobierno no genera confianza porque no transmite la verdad, y los chilenos nos damos cuenta. Así lo dicen las encuestas de opinión pública, que dan cuenta que la confianza de los chilenos en la Presidenta y en su gobierno se ha ido al suelo.
Detrás de esa evaluación hay razones de peso, porque en este año y medio de mandato han sido muchos los casos en que el Gobierno ha dicho una cosa y la realidad ha sido otra.
Algunos ejemplos. En la reforma tributaria señalaron que la iba a pagar el 1% más rico de los chilenos y que no iba a afectar la economía ¿Verdadero o falso? Falso. La reforma la estamos pagando todos los chilenos incluida la gran clase media, y la actividad económica sufrió un frenazo, tanto por esta reforma como por otras y por el escenario internacional. En educación tampoco se ha dicho la verdad. La consigna fue decir “educación gratuita y de calidad” ¿Verdadero o falso? Falso nuevamente. No muy distinto es lo que sucede en materia laboral. Se discute hoy una reforma sindical que aumenta el poder negociador de los sindicatos, pero que nada ayuda en la creación de trabajos más dignos y mejores. En la campaña se dijo que el desafío eran “más y mejores trabajos” ¿Verdadero o falso? Falso otra vez.
Chile necesita un gobierno conectado con el sentido común, que hable desde la realidad, que pueda reconocer un mal resultado como el vivido en La Haya la semana pasada, sin perjuicio de la necesidad de seguir enfrentando unidos al desafío hacia el futuro.
Mientras el gobierno de la Presidenta Bachelet siga en su dinámica de no enfrentar la realidad con la verdad, los chilenos se van a distanciar cada vez más de ella, de su gobierno y de la política en general. Por eso es fundamental asumir que Chile enfrenta un nuevo ciclo, un ciclo en que se debe cambiar la forma de conexión entre los ciudadanos y sus autoridades, y eso exige, en primer término, que la autoridad hable siempre con la verdad y el sentido común.
Diputado Ernesto Silva M (Publimetro) – 28 de Septiembre 2015.