28 enero, 2014 | 17:17 hrs.
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«El cambio tributario de Bachelet altera las bases del desarrollo»

Foto: Bárbara San Martín

Fuente: Revista Empresa & Poder.
Por: Marcela Gómez.

A sus 38 años, este abogado, recién reelegido para un nuevo período como diputado por Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, figura hoy como la carta favorita para liderar la UDI cuando en mayo se realice el consejo general de la colectividad. Reinstalar y defender el ideario de la derecha es, en simple, su receta para enfrentar el rearme del sector y su nuevo rol como oposición. Y sobre las propuestas del gobierno electo, opina que “lo que están instalando son consignas ideológicas más que propuestas”.

Es el nombre que más suena para dirigir la UDI cuando en mayo el consejo directivo de la colectividad defina la próxima conducción del partido. Con un segundo período como diputado en un distrito donde el doblaje de la derecha ya es tradicional (Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea), Ernesto Silva no ha tenido una extensa carrera política, pero puede ofrecer preparación y firmeza doctrinaria, además de encarnar, a sus 38 años, la savia nueva del partido.

Abogado, con postítulos en las universidades de Chicago y Autónoma de Madrid, ha tenido un rol relevante en la Comisión de Hacienda de la Cámara y también fue uno de los “nuevos rostros” de la candidatura de Evelyn Matthei. Hijo de uno de los fundadores de la Universidad del Desarrollo, cuya junta directiva integra, Silva no teme defender posturas impopulares y no se siente parte de la “derecha acomplejada”, como llama a quienes ocultan sus convicciones bajo ropajes ajenos. En eso se parece a su mentor, Jovino Novoa: no se guía por las encuestas. Casado, padre de cinco hijos, vibra yendo al estadio a alentar a la Universidad de Chile, el equipo de sus amores. Pero su pasión, definitivamente, está en la política: “Estoy convencido que nuestras ideas son mejores para Chile que las de la izquierda”.

–En cuatro años la derecha perdió un millón y medio de votos, no logró reelegir presidente, vio surgir dos movimientos políticos y ocho parlamentarios han abandonado sus filas. ¿Cómo se explica este escenario?Enfrentamos un mal escenario no solo porque tuvimos una derrota electoral importante, sino porque hemos retrocedido en la defensa de las ideas que han hecho que Chile progrese. Nuestros mejores momentos han sido cuando hemos tenido un mensaje convocante, potente, bien sintonizado con lo que estaba pasando en el país. En los últimos años ese mensaje se ha debilitado. Hoy no tenemos un norte claro. Cualquier camino hacia adelante exige repensar cómo convocar a más personas a sumarse a nuestro proyecto y eso tiene que ver con que nuestras ideas tengan más que ver con la cotidianidad de la personas.

–¿No son entonces las ideas de la derecha las que han sido derrotadas?
Soy un convencido que en Chile nuestras ideas han ganado. La mayoría de las personas quiere elegir y vivir en libertad. Eso se ha encarnado en la vida diaria. Las personas que quieren elegir un colegio de calidad, ser atendidas de mejor manera, decidir sobre sus recursos. Les gusta un sistema donde hay orden y respeto por el derecho de propiedad y por los derechos de cada uno. Nuestra derrota ha sido más en el discurso, en el debate, que en el arraigo de las ideas.

–Muchos políticos de derecha han dicho que Piñera no gobernó con las banderas del sector y que eso contribuyó a la derrota electoral.
Eso es una responsabilidad compartida entre autoridades, dirigentes y parlamentarios. El gobierno y también los partidos no han tenido la fuerza necesaria para defender con convicción nuestro ideario. Hubo algunas señales inoportunas del gobierno y las advertimos a tiempo, como la reforma tributaria. Hay que convencerse que el país necesita avanzar desde las ideas de nuestro sector y no de la izquierda.

–Los signos de crisis han sido más visibles en RN, ¿por qué?
Me gusta hablar más de mi partido que de nuestros socios, pero creo que los proyectos políticos tienden a fracasar cuando priman intereses individuales por sobre los colectivos. En la  UDI hemos cuidado la construcción de proyectos colectivos porque el país no se merece aspiraciones personales. Estamos haciendo una reflexión interna crítica y frontal, con mucha coincidencia en que todos tenemos responsabilidad, pero también poniendo el foco en la necesidad de construir hacia el futuro. Eso calza con el proceso de renovación de liderazgos al interior de partido.

–Se le señala como un futuro presidente del partido. ¿Cómo ve ese desafío?Primero necesitamos tener claro cuál es el proyecto que vamos a impulsar. La UDI está en un momento especial para apostar por nuevas caras en la conducción y hay varias personas que podrían asumir el desafío. Lo importante es no centrar la mirada en una cara, porque hay muchos liderazgos diversos, sino trabajar en unidad en un proyecto y luego ver cuáles son las mejores personas para darle conducción. Estoy muy motivado con este proceso y con participar activamente en la proyección del partido.

–¿Pero está disponible para asumir la presidencia?
Estoy disponible para trabajar en cualquier rol y con todos. Pero insisto, lo primero es reelaborar nuestro proyecto y tenemos poco tiempo, porque además de enfrentar este primer año en la oposición tenemos que armar equipos para la próxima elección municipal. Sufrimos una derrota en la última municipal que tenemos que revertir, porque las redes locales van a ser claves para el futuro.

¿Por dónde va el camino de la UDI para recuperar la adhesión del electorado?
Tenemos que redefinirnos como un partido popular, preocupado de los más vulnerables y de la clase media emergente que tiene muchas aspiraciones. También tenemos que recuperar el estilo generoso de hacer política, dejando de lado la división y el interés personal que se han visto más en nuestro partido aliado. Necesitamos una nueva dinámica de trabajo, más cerca de las bases. Y en lo que tiene que ver con el fondo, estar convencidos que nuestras ideas, las de libertad, son las que han permitido desarrollar a Chile y no las de la izquierda.

–En las elecciones, el apoyo a la UDI fue aplastante en comunas acomodadas, como las que usted representa. ¿Es compatible eso con esta vocación popular que señala?
Tenemos una diversidad muy grande, con diputados en La Florida, Maipú, Pudahuel, entre otros. Al Chile que ha cambiado necesitamos responderle con una renovación del discurso popular y eso podemos hacerlo desde las bases, con las personas, como lo hicimos en nuestros inicios cuando el país tenía un 45% de pobreza. Fuimos esa derecha distinta, capaz de enfrentarse al PC y a la izquierda en cualquier lugar de Chile. 

–¿La UDI no necesita una refundación, sino volver a sus orígenes?
No, no necesita. Nuestro proyecto político está vigente, es relevante y puede atraer a personas valiosas. Tenemos el desafío de volver a nuestros orígenes en estilo y convicciones, pero tenemos que responder a las nuevas preguntas que los chilenos tienen hoy desde nuestros principios y valores. Y en eso tenemos la tremenda oportunidad de darle cauce a esa enorme cantidad de personas que han trabajado en este gobierno, que tenemos que defender porque, con sus virtudes y defectos es nuestro gobierno, para que sigan comprometidos con el servicio público. Muchos han sentido que este compromiso con Chile es sin vuelta atrás.

E&P

La defensa del modelo

Silva tiene una mirada crítica sobre el escenario que se viene a partir de marzo, al llegar el momento en que el Congreso comience a revisar las propuestas de ley de la Nueva Mayoría.  “Cuando se habla de nueva constitución más allá de contenido, de reforma tributaria per se, de gratuidad en educación y no al lucro, lo que están instalando son consignas ideológicas más que propuestas”, dice.
Por de pronto, detallista como es, espera conocer el contenido de las reformas que se están proponiendo. Y no deja pasar la oportunidad de advertir que a la gente “le importa más, por ejemplo, ser atendida en forma digna, oportuna y sin abusos que si hay o no lucro en la salud”.

–¿Cómo ve el avance de esos proyectos ahora que la derecha estará en minoría?
El gobierno de Michelle Bachelet ya no tiene excusas. No va encontrar un bloqueo en los votos de la oposición, puede hacer prácticamente lo que quiera en la mayoría de los proyectos. Nosotros haremos una oposición justa. Acordamos crear tres comisiones para estudiar desde ya los temas constitucionales, tributarios y educacionales, de modo de hacer frente al debate que plantea la izquierda. Además trabajaremos en nuestra propia agenda, enfocada en la promoción del empleo, seguridad ciudadana, acceso a salud y otros temas que no parecen ser prioridad hoy para la Nueva Mayoría.

–¿La UDI seguirá la defensa del modelo?
Por primera vez en 20 años está en discusión qué entendemos por progreso y desarrollo. Durante muchos años hubo un acuerdo sobre que eso se basaba en el crecimiento económico, la libertad, decisiones eficientes, adecuada institucionalidad. La UDI tiene el rol de defender los pilares fundamentales de un modelo que es el que más beneficia a las personas, especialmente a las más vulnerables. Esto se basa en nuestra confianza en que el bienestar personal y el progreso colectivo se logran cuando las personas tienen libertad individual y oportunidades para desarrollar sus talentos, donde no todo depende de las reglas que ponga el Estado. Una sociedad de oportunidades y más solidaria con una focalización de la política pública y el gasto social. Estoy convencido que nuestras ideas son mejores para Chile que las de la izquierda.

–¿Cómo responde eso a la necesidad de reducir la tremenda desigualdad que aún existe?
Me motiva mucho el sueño de un Chile más justo, pero no comparto la búsqueda de igualdades per se, porque eso puede terminar siendo muy injusto. Ahí tenemos diferencias de fondo con la izquierda. Creo en la igualdad de oportunidades y no en la igualdad de resultados. El ejemplo más patente de esto es la gratuidad total en la educación superior, donde partiendo del principio de igualdad se puede llegar a situaciones tremendamente injustas como que personas de ingresos altos no paguen por la educación de sus hijos. Esto está en el corazón de una mirada diferente respecto de cómo se tienen que organizar la sociedad.

–¿Cómo ve el debate sobre el futuro ajuste tributario propuesto por el gobierno electo?
Tengo la preocupación que el cambio que plantea el programa de Michelle Bachelet altera las bases fundamentales para el desarrollo y el crecimiento. Los proyectos tributarios exigen mayoría simple para ser aprobados y para eso no necesitan más votos de los que ya tienen. Espero que ese gobierno lo pueda pensar bien antes de avanzar. 

–¿Y en cuanto a las propuestas en educación?
Hay muchos temas que abordar, entre ellos el financiamiento preescolar, escolar y universitario. Pero veo que la Nueva Mayoría ha retrocedido respecto de sus posturas iniciales,  porque en algún momento se habló de gratuidad total y eso parece que se ha ido dejando atrás. Tal vez se esté abordando con mayor realismo el tema. Por eso prefiero esperar a conocer los proyectos definitivos.

–Usted es miembro del consejo directivo de la Universidad del Desarrollo, ¿participará en los proyectos sobre educación superior?
Me siento muy orgulloso de que mi papá haya fundado la universidad junto a otras personas. Ha sido una contribución muy importante al desarrollo de Chile. He trabajado en la universidad, participo en su consejo directivo y siento que tengo mucho que aportar en el debate sobre educación. Si bien no existen inhabilidades cuando una norma afecta a todo un sector, en aquellos proyectos relacionados directamente con las universidades me voy a inhibir de votar, pero no de opinar.

–¿Cree que habrá discusión de los proyectos o que simplemente se impondrá la mayoría?
De todas maneras tiene que haber un debate a fondo y de eso nos vamos a asegurar. Puede que no tengamos los votos, pero tenemos la voz y las convicciones para defender lo que es mejor para Chile.