Es parte de una política social
El anuncio del Presidente de la República de entregar un bono solidario a las familias de menores ingresos y de clase media vulnerable ha generado críticas en la oposición. Se trata de un bono de $ 40 mil por familia, más $ 7 mil 500 por hijo adicional menor de 18 años o de cualquier edad si presenta algún tipo de discapacidad, cuyo objetivo es dar un alivio a las familias más vulnerables en un mes de altos gastos.
El bono marzo no puede analizarse como una iniciativa aislada, sino en un contexto de medidas que constituyen la política social de un gobierno. Por ello, y ante el debate que ha surgido, lo relevante es contrastar la forma global en que este gobierno ha enfrentado la problemática social con la forma en que lo hizo el gobierno de Bachelet. Al hacer ese análisis, la diferencia es muy favorable para el actual gobierno.
Aunque el bono es positivo en sus efectos inmediatos, es importante poner especial énfasis en que este bono responde a un caso excepcional y no permanente, como muchos han propuesto. El «bono marzo» se presenta en un momento en que la economía crece, hay bajas tasas de inflación, las cifras de desempleo son muy positivas y contamos con recursos y un superávit fiscal efectivo. Este «bono de alivio» se presenta como una excepción en un contexto especial donde el país está sano y en condiciones de ofrecerlo gracias a un responsable manejo económico.
Esta iniciativa debe ir, y está siendo acompañada, de otras políticas sociales que son indispensables para que las personas no sufran consecuencias indeseables como un desincentivo hacia el trabajo. La Concertación debe comprender que la verdadera forma de combatir la pobreza se aleja de la entrega prioritaria de bonos, como lo hizo el gobierno anterior. Al contrario, la administración del Presidente Piñera ha promovido una buena política social con programas que fortalecen el valor del trabajo en las familias, la educación, el reconocimiento al esfuerzo, y la incorporación de más mujeres al mundo del trabajo.
Así, el Ingreso Etico Familiar creado en este gobierno es un gran logro y un ejemplo, ya que el objetivo final de este programa es que las familias chilenas avancen gradualmente al punto de no necesitar bonos ni ayudas permanentes del Estado. Son estas medidas las efectivas en materia de política social y de combate a la pobreza. Es relevante recordar que una de las diferencias fundamentales que han tenido el último gobierno de izquierda y el gobierno actual, es el manejo responsable de las finanzas públicas. Mientras la ex Presidenta Bachelet generó un déficit fiscal relevante y no logró que Chile creciera ni siquiera de la mano del crecimiento mundial, el manejo fiscal de este gobierno ha sido muy responsable.
En nuestro sector político tenemos claro que la política social debe desarrollarse en un contexto de mucho crecimiento económico. Sin crecimiento, la política social se torna menos efectiva. Por ello, no da lo mismo quién y cómo conduzca la economía. Hoy estamos ante altos niveles de empleo, alzas en las remuneraciones, baja inflación, disminución de los niveles de pobreza, disminución de los niveles de desigualdad y mejorías en los niveles de desarrollo humano.
Diputado Ernesto Silva M (La Tercera) – 17 de Marzo 2012.